Es algo extraño contar los
pensamientos en público y dejar que otras personas opinen sobre
ellos.
Hoy hago la primera anotación en este
blog. El nombre que he elegido se refiere al personaje de Casandra,
hija del rey Priamo de Troya, a quien el Dios Apolo otorgó el don de
la profecía pero que posteriormente, al no ser aceptado como amante
por la mortal, la castigo con la maldición de que sus profecías
nunca serían creídas por nadie.
La Iliada habla de la desesperación y
rabia de Casandra que siendo capaz de conocer todo lo que iba a
suceder y avisando de los peligros a su pueblo, no encontraba quien
la tomase en serio quedando condenada Troya a la destrucción por
sus enemigos.
Esta incomprensión es la que
probablemente han sufrido y sufren muchas personas que viendo llegar
los problemas, tratan de avisar de lo que va a suceder y solo
encuentran miradas vacías cuando no cargadas de sorna y desdén.
Este blog tratará fundamentalmente de
economía, si bien esta “ciencia no exacta” también está
relacionada con la psicologia, la sociología y sobre todo, con el
sentido común... o la falta de él.
Y es que, cualquiera puede ser
economista. Únicamente hace falta pensar con cierta lógica y saber
encadenar situaciones para deducir de ellas qué es lo que va a
suceder a continuación.
Por ejemplo, si una persona ve que su
vecino que tiene un sueldo de mil euros, sale de fiesta todas las
noches, se compra un coche potente y un piso muy caro, probablemente
deducirá que esa persona pronto tendrá problemas, porque con un
sueldo así, no se podrá permitir por mucho tiempo un tren de vida
tan desorbitado. Seguramente también deducirá que si se ha podido
comprar todo eso probablemente ha sido gracias a los créditos
concedidos por algún banco y deducirá que ese banco tendrá
problemas para recuperar su dinero teniendo en cuenta los ingresos
mensuales de su vecino.
Pues bien, muchas personas aplicando
esa línea de razonamiento lógico fueron capaces de deducir hace
bastantes años, que el crecimiento desorbitado de gastos públicos y
privados, alcanzando niveles muy por encima de los recursos que
administraciones y particulares podían generar para devolver los
créditos con los que financiaban esa catarata de gastos, era
insostenible a largo plazo e iba a generar un serio problema.
¿Eran videntes?. No, solo eran
consecuentes.
¿Se les hizo caso?. No. Cuando estamos
de fiesta, no queremos escuchar al que aconseja no beber demasiado
porque al día siguiente se sufrirá una terrible resaca. A esos se
les llama agoreros, pesimistas o aguafiestas. Pero cuando al día
siguiente llegan los mareos, los vómitos, la jaqueca... todo el
mundo se arrepiente de no haber parado de beber antes y se promete no
volver a acercarse a una copa en la vida.
Evidentemente en cuanto nos encontramos
mejor nos olvidamos de todo y volvemos a lanzarnos a otra fiesta con
final predecible pero ignorado de forma consciente mientras suena la
música.
Así somos. Por eso las crisis son
cíclicas y los mismos errores se cometen una y otra vez y siempre
parece que es algo nuevo y que nadie esperaba.
Que esta línea de pensamiento
irresponsable la tenga la gente de a pie en un país, resulta algo
preocupante, pero que la tengan los gobernantes, financieros y
profesionales de la economía, es algo incalificable e imperdonable.
Su obligación era verlo, conocerlo y
evitarlo.
Siguiendo con el ejemplo de la fiesta y
la bebida; que en una discoteca un grupo de jóvenes se lancen a
beber y no midan las consecuencias es preocupante, pero que los
adultos encargados de vigilarles y aconsejarles sean los primeros que
acaben borrachos debajo de la mesa es incalificable e imperdonable.
Creo que ya os he dado pistas de por
donde irá este blog. Ahora os dejo descansar. Felices sueños.