sábado, 5 de mayo de 2012

EL EQUILIBRIO ES LA CLAVE

Como ya he comentado en algunas de las anteriores entradas, la economía consiste básicamente en equilibrar muchas cosas a la vez. Conseguirlo o no supondrá el éxito o el fracaso de la gestión.  

Por ejemplo, si las autoridades económicas se exceden en los recortes del gasto público buscando reducir el déficit (menos gasto en carreteras, educación, sanidad, defensa, etc)  sucederá que muchas empresas que trabajan para las administraciones públicas se quedaran sin contratos y despedirán empleados,  aumentará el paro y se acentuará la recesión al arruinarse muchas de esas empresas. 
Pero si las autoridades económicas se quedan cortas en los ajustes para no perjudicar el crecimiento económico y el empleo, corren el riesgo de que el déficit siga aumentando y nuestros acreedores (también conocidos como "los mercados") asustados por la enorme deuda, se negarán a seguir financiándonos, o si aceptan prestarnos dinero será a tipos de interés tan altos que ahogarán al estado hasta el punto de tener que suspender a medio plazo todas las inversiones y los servicios públicos, llevando a la administración y al país a la ruina.

Es complicado ¿verdad?. Por eso el éxito de una política económica depende tanto de las medidas en si que se tomen, como del punto exacto en que se apliquen. Por poner un ejemplo de la construcción; el éxito para construir un buen edificio es mezclar las cantidades justas de cemento y arena; si pones demasiada arena, el edificio será débil y se caerá, pero si te pasas con el cemento, el coste de la construcción será enorme y no podrás pagarlo.

Para salir de una recesión tan aguda como la nuestra, el gobierno tiene que combinar en las dosis justas los recortes de gastos y las políticas de crecimiento económico. Se trata de conseguir reducir poco a poco el gasto público que no se puede pagar con los ingresos del país y que obligan a endeudarnos, pero dando tiempo a que  las empresas mejoren su capacidad competitiva, puedan conseguir otros clientes que no sean las administraciones públicas y a ser posible exporten mucho mas, para ingresar dinero de fuera que nos permita devolver los préstamos que hemos recibido del extranjero y reducir la deuda.

El actual gobierno de nuestro país está poniendo el máximo esfuerzo en recortar gastos y recaudar mas, presionado por los "mercados" (nuestros acreedores), que quieren ver como nuestro déficit deja de crecer y que desean que el dinero de nuestros impuestos se aplique preferentemente a pagarles a ellos sus intereses y a devolverles el capital que nos prestaron. Solo si ven que efectivamente se toman medidas en este sentido, aceptarán renovar parcialmente los préstamos según vayan venciendo y además admitirán que se les pague un tipo de interés razonable porque percibirán menos riesgo. En caso contrario, si ven que el déficit sigue subiendo porque no se están recortando gastos, se pondrán nerviosos y se negarán a renovar los créditos, solicitando su devolución al vencimiento y llevándonos a la ruina, porque la deuda pública y privada que soporta España es colosal y ni en sueños podríamos devolverla en los próximos años, ni pagar por ella intereses demasiado altos. 
Esta es la presión brutal a la que está sometida España en este momento.


La única solución es que el gobierno sea capaz de explicar y convencer a esos acreedores (y para eso es imprescindible el apoyo de la Unión Europea) de que los gastos seguirán durante un tiempo bastante altos y el déficit no se corregirá a  corto plazo, pero que es por su propio bien porque si conseguimos combinar el crecimiento económico con esa reducción de gastos escalonada, se garantizarán los ingresos del estado y ellos podrán cobrar. 
Si  nos presionan para reducir el déficit de golpe, las empresas se arruinarán, el estado dejará de recaudar nada y entonces ellos no podrán cobrar sus préstamos. 

La clave está en la fortaleza y credibilidad de nuestro gobierno para "vender" este argumento. Pero sinceramente,  no veo que sean capaces de convencer de nada, ni a la Unión Europea, ni a los "mercados" y ni siquiera a los ciudadanos de este país. 
Nuestro gobierno no tiene imagen de solidez y sobre todo no tiene un líder que convenza a nadie, entre otras razones porque no explica nada. Y no es una crítica política. Es una crítica objetiva. Y como reconocen que no saben defender ese argumento de pedir paciencia y que se acepte una reducción escalonada del déficit, de momento parece que asumen como única solución la opción de recortar de forma drástica los gastos, subir los impuestos para ingresar mas, y todo ello para tratar de satisfacer el deseo de los acreedores, aunque a medio plazo suponga la quiebra del estado y la cancelación de todos los servicios públicos.
Así estamos.  Es hora de descansar para asimilar todo esto.

Felices sueños.