lunes, 26 de marzo de 2012

LA LÓGICA DEL ÉXITO

Continuamente hablo de que hay oportunidades de negocio, incluso en épocas de recesión, si se sabe encontrar esa necesidad que está sin cubrir adecuadamente, o un producto que ya existe pero que se puede mejorar.
Yo no soy empresario, ni emprendedor, ni director de una escuela de negocios. Mi campo es el estudio de las empresas y sus proyectos para decidir si se las puede financiar.


Se puede decir que hay casi tantos tipos de empresarios  como de personas. Si revisamos la biografía de algunos que han destacado especialmente, veremos que cada uno encontró la clave del éxito apoyándose en algo; estar en el lugar oportuno en el momento adecuado, una inspiración casi mágica, un deseo de hacer algo y conseguirlo a base de tremendos esfuerzos y de levantarse muchas veces tras caerse otras tantas, etc.
Pero todos tienen algo en común. Todo empezó con una idea. Muchas veces ni siquiera revolucionaria, pero que nadie había tenido antes o que no se había desarrollado porque parecía tan simple que otras personas la descartaron por ser eso, simple.

La empresa actualmente con mayor éxito y reconocimiento a nivel mundial se llama Apple.
El alma de esta compañía fue Steve Jobs, un hombre que combinaba la genialidad con una personalidad cuando menos complicada: era egocéntrico, tirano, desconsiderado, obsesivo, desleal...
Se le ha considerado un visionario que se adelantó a su tiempo  por crear productos innovadores que rompieron con todo lo que había hasta entonces en el mercado. Pero si analizamos su biografía y cómo fue el proceso de desarrollo de cada nuevo aparato, veremos que simplemente Steve era una persona con sentido común y sobre todo, un consumidor insatisfecho:
Desde muy joven fue un apasionado de la tecnología y el diseño. Quería tener un ordenador que fuera muy sencillo de usar, que permitiera hacer mas cosas y mas rápido y que además quedará muy bien cuando lo colocara sobre la mesa de su habitación.  Como nadie lo había hecho antes,  lo tuvo que crear él mismo con ayuda de su amigo Wozniak.  Y como eso mismo era lo que quería todo el mundo, el primer Apple y el Apple II se vendieron como rosquillas; no había inventado nada que no deseara todo el mundo.

A Steve Jobs le apasionaba la música. Era un fan de Bob Dylan y de otros artistas y grupos de los sesenta y setenta. Siempre que viajaba se llevaba su reproductor de música (walkman) pero estaba harto de su tamaño, del peso, de la cantidad de botones que tenía, la complejidad de su uso, del estorbo de tener que cargar con las cintas, etc. Se preguntaba  por qué nadie inventaba un aparato mejor; que no ocupase apenas espacio, que fuera sencillo de usar, que permitiera almacenar muchas canciones dentro de él para evitar llevar cintas y que además fuese bonito. Ningún fabricante de electrónica tenía algo así y comentándolo con algunos de sus colaboradores y amigos, también apasionados de la música, Steve descubrió que todos pensaban lo mismo que él y que coincidían en que desearían tener un producto como ese... el razonamiento fue muy simple; si nadie fabricaba lo que ellos querían, tendrían que hacerlo ellos mismos. Y crearon el Ipod. 
No hicieron estudios de mercados ni pusieron a un montón de gente a imaginar algo extraordinario; simplemente desarrollaron lo que todo el mundo deseaba pero que ningún fabricante se había molestado en hacer para complacerles.

A Steve no le gustaban los teléfonos móviles que había en el mercado; eran muy complicados hasta para manejar la agenda de contactos. Se fijó también que las ventas de cámaras digitales estaban cayendo porque los nuevos teléfonos incorporaban esa función. Pensó que con el tiempo alguien también incorporaría en algún teléfono horroroso y complicado el reproductor de música, por lo que las ventas del Ipod, como las cámaras digitales, disminuirían.
Entonces se le ocurrió preguntar a sus colaboradores si les gustaría tener un teléfono móvil muy fácil de usar, con una buena cámara de fotos,  reproductor de música y con suficiente capacidad como para poder meter algunas otras aplicaciones igual de útiles y fáciles de manejar. Todos dijeron que les encantaría que existiera algo así. Como no lo había, lo crearon ellos; el Iphone. 
Tampoco fue el fruto de un complejo proceso de prospección de mercado con un equipo de personas pensando para crear algo nuevo.... sencillamente fabricó el teléfono que él quería para si mismo y que era el que, por sentido común, casi todo el mundo desearía tener si estuviera disponible y pudiera pagarlo.

Muchas veces es mejor centrarse en un ejemplo para entender una idea. Por eso os he contado la experiencia de Apple y de su creador.

Felices sueños.




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