La reforma laboral pretende ayudar a
mejorar la competitividad de las empresas para que puedan vender mas
y que el país entre en la senda del crecimiento económico que
permita al estado recaudar mas y reducir el déficit.
En principio esta reforma puede ir por
el buen camino... si se acompaña de otras medidas que modulen los
derechos y deberes de todas las partes y no vuelquen todas las
ventajas hacía el mismo lado.
Existen los empresarios con mayúsculas,
abiertos a ideas y sugerencias novedosas. Son inteligentes y tienen
clara la línea de su negocio y la importancia de tener una plantilla
con buenos profesionales y muy motivados para que se impliquen en la
empresa, estén a gusto, rindan y no se quieran ir a otro sitio.
Pero también están los otros
empresarios con minúsculas a los que un buen amigo mío denomina
“dueños de empresa” porque poseen una empresa pero no saben ser
empresarios: son cerrados, orgullosos, no escuchan, creen que lo
saben todo y que nadie tiene nada que enseñarles.
La reforma laboral pretende rebajar los
costes salariales, en especial a la hora de reestructurar las
plantillas para flexibilizar las contrataciones y los despidos, pero
no debe entenderse por las empresas como una carta blanca para el
despido libre sino como el último recurso para que las empresas no
se arruinen si se ven en la necesidad de ajustar plantillas.
Así probablemente lo entenderán los
empresarios con mayúsculas... el problema son los empresarios con
minúsculas.
Un “EMPRESARIO” piensa: quiero
ganar mas dinero. Para conseguirlo tengo que mejorar la
productividad:
- Revisaré los sistemas de trabajo y la cadena de producción para simplificar los procesos, anular los tiempos muertos, aprovechar mejor la energía y todos los recursos, etc
- Instruiré al personal en nuevas formas mas eficientes de trabajar y que puedan ser más rápidos en lo que hacen.
Si mejoro la productividad,
en vez de producir 1000 unidades al día, con casi el mismo gasto de
energía, con la misma plantilla y las mismas horas de trabajo
produciré 1100 unidades, por lo que se abaratará el coste medio de
cada unidad y así podré venderlas mas baratas, conseguiré mas
clientes que me encargarán mas pedidos y para atender la
mayor demanda tendré que contratar mas personal y ampliar las
instalaciones. Cuanto mas mejore la productividad, mas venderé y mas
ganaré.
Un “dueño de empresa”
piensa: quiero ganar mas dinero. Para conseguirlo voy a reducir los
gastos de personal y así obtendré mas beneficios:
- Si tengo una plantilla de diez personas, ahora que puedo voy a despedir a los que me salgan mas caros y a contratar otros mas baratos.
- Y si en vez de a diez, dejo solo a siete empleados y les amenazo con el despido, harán el trabajo de diez echando mas horas gratis.
El primer empresario hace
mas competitiva a su empresa, vende mas, gana mas y crea empleo.
Además sus trabajadores, bien formados y bien tratados, con horarios
y sueldos razonables se sienten a gusto y no quieren irse a otra
empresa.
El segundo no aumenta su
producción ni crea empleo. Tiene a sus trabajadores explotados y
descontentos por la carga de trabajo y las jornadas interminables. En
cuanto puedan, se irán de la empresa y así al final la plantilla
será cada vez de peor calidad y esto se notará en la producción.
La empresa irá a menos y posiblemente acabe fuera del mercado.
En España ¿hay mas
EMPRESARIOS o dueños de empresas?.
Por eso el gobierno deberá
completar la reforma laboral con otras medidas que fuercen a los
empresarios a negociar convenios justos donde asuman
sus obligaciones y compromisos; el primero el de cumplir esos
convenios sin tratar de aprovecharse de una mal entendida posición
de fuerza y no engañar o amenazar dejando en papel mojado lo
firmado. Debe ser obligación del estado el velar porque se cumplan
los convenios, las horas y las condiciones y en caso contrario
sancionar duramente a los responsables del incumplimiento.
Nuestro gobierno quiere incorporar una legislación laboral inspirada en los paises del
norte de Europa, donde la mayoría son empresarios con mayúsculas y
los trabajadores tienen una cultura también distinta.
No tengo claro que hayan
tenido en cuenta la mentalidad y malos hábitos de nuestros
empresarios y trabajadores ibéricos. Creo que será necesario adaptar esas
medidas a nuestra cultura del trabajo para que no resulte un
desastre.
En resumen, se trata una vez mas
de buscar el equilibrio y no pasar de permitir abusos de unos para dejar
que ahora abusen otros. Sentido común.
Espero no haberos aburrido.
Felices sueños.
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