viernes, 9 de marzo de 2012

Y AHORA LA COMPETITIVIDAD




La reforma laboral pretende ayudar a mejorar la competitividad de las empresas para que puedan vender mas y que el país entre en la senda del crecimiento económico que permita al estado recaudar mas y reducir el déficit.
En principio esta reforma puede ir por el buen camino... si se acompaña de otras medidas que modulen los derechos y deberes de todas las partes y no vuelquen todas las ventajas hacía el mismo lado.

Existen los empresarios con mayúsculas, abiertos a ideas y sugerencias novedosas. Son inteligentes y tienen clara la línea de su negocio y la importancia de tener una plantilla con buenos profesionales y muy motivados para que se impliquen en la empresa, estén a gusto, rindan y no se quieran ir a otro sitio.
Pero también están los otros empresarios con minúsculas a los que un buen amigo mío denomina “dueños de empresa” porque poseen una empresa pero no saben ser empresarios: son cerrados, orgullosos, no escuchan, creen que lo saben todo y que nadie tiene nada que enseñarles.

La reforma laboral pretende rebajar los costes salariales, en especial a la hora de reestructurar las plantillas para flexibilizar las contrataciones y los despidos, pero no debe entenderse por las empresas como una carta blanca para el despido libre sino como el último recurso para que las empresas no se arruinen si se ven en la necesidad de ajustar plantillas.
Así probablemente lo entenderán los empresarios con mayúsculas... el problema son los empresarios con minúsculas.

Un “EMPRESARIO” piensa: quiero ganar mas dinero. Para conseguirlo tengo que mejorar la productividad:
  • Revisaré los sistemas de trabajo y la cadena de producción para simplificar los procesos, anular los tiempos muertos, aprovechar mejor la energía y todos los recursos, etc
  • Instruiré al personal en nuevas formas mas eficientes de trabajar y que puedan ser más rápidos en lo que hacen.

Si mejoro la productividad, en vez de producir 1000 unidades al día, con casi el mismo gasto de energía, con la misma plantilla y las mismas horas de trabajo produciré 1100 unidades, por lo que se abaratará el coste medio de cada unidad y así podré venderlas mas baratas, conseguiré mas clientes que me encargarán mas pedidos y para atender la mayor demanda tendré que contratar mas personal y ampliar las instalaciones. Cuanto mas mejore la productividad, mas venderé y mas ganaré.

Un “dueño de empresa” piensa: quiero ganar mas dinero. Para conseguirlo voy a reducir los gastos de personal y así obtendré mas beneficios:
  • Si tengo una plantilla de diez personas, ahora que puedo voy a despedir a los que me salgan mas caros y a contratar otros mas baratos.
  • Y si en vez de a diez, dejo solo a siete empleados y les amenazo con el despido, harán el trabajo de diez echando mas horas gratis.

El primer empresario hace mas competitiva a su empresa, vende mas, gana mas y crea empleo. Además sus trabajadores, bien formados y bien tratados, con horarios y sueldos razonables se sienten a gusto y no quieren irse a otra empresa.
El segundo no aumenta su producción ni crea empleo. Tiene a sus trabajadores explotados y descontentos por la carga de trabajo y las jornadas interminables. En cuanto puedan, se irán de la empresa y así al final la plantilla será cada vez de peor calidad y esto se notará en la producción. La empresa irá a menos y posiblemente acabe fuera del mercado.

En España ¿hay mas EMPRESARIOS o dueños de empresas?.

Por eso el gobierno deberá completar la reforma laboral con otras medidas que fuercen a los empresarios a negociar convenios justos donde asuman sus obligaciones y compromisos; el primero el de cumplir esos convenios sin tratar de aprovecharse de una mal entendida posición de fuerza y no engañar o amenazar dejando en papel mojado lo firmado. Debe ser obligación del estado el velar porque se cumplan los convenios, las horas y las condiciones y en caso contrario sancionar duramente a los responsables del incumplimiento.
Nuestro gobierno quiere incorporar una legislación laboral inspirada en los paises del norte de Europa, donde la mayoría son empresarios con mayúsculas y los trabajadores tienen una cultura también distinta.
No tengo claro que hayan tenido en cuenta  la mentalidad y malos hábitos de nuestros empresarios y trabajadores ibéricos. Creo que será necesario adaptar esas medidas a nuestra cultura del trabajo para que no resulte un desastre.
En resumen, se trata una vez mas de buscar el equilibrio y no pasar de permitir abusos de unos para dejar que ahora abusen otros. Sentido común.
Espero no haberos aburrido.
Felices sueños.  

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